El camino a la escuela

El camino a la escuela

Transformar nuestra rutina y la de nuestros hijos amerita de mucha creatividad,  las ganas de ver a nuestros retoños felices nos permiten que fluyan en nosotros ideas para lograrlo.


Quiero compartir una experiencia única que me ha hecho darle algo de diversión a la rutina diaria de ir a la escuela. En el caso de mi hija ella suele manifestarse que se aburre de las mismas cosas, yo arreglo su uniforme, su bolso y su lonchera. En ese proceso su cara de sueño no es normal, debo llevarla al baño ayudarla con su aseo personal y demás tareas que hacemos las madres cuando preparamos a nuestros hijos para ir al colegio.


Una vez  listas nos disponemos para la aventura. Una de las experiencias en el día más cercana que comparto con mi pequeña es cuando  vamos camino a la escuela, ya sea caminando porque me queda cerca o en el carro. Trato de hablar con ella. En esos minutos inventamos historias y planeamos algunas actividades para cuando termine su jornada escolar.


Estos minutos son importantes, porque siento que ella se distrae de su rutina. De ese despertar muy temprano en la mañana, de esos nervios por algún examen o exposición.


Nuestras aventuras se basan en cuentos que nos imaginamos durante el camino. Hemos ido de viaje por toda Europa, en ese viaje hemos llevado a nuestro perro llamado Paticas (un Fila Brasilero, más grande que ella). Además de todos sus muñecos que cobran vida durante estas expediciones.  


Un día viajamos en el tiempo, conocimos a Simón Bolívar, nuestro  Libertador, cuando tenía cinco (05) años, esa máquina nos llevó también al nacimiento del niño Jesús  y a la época de los dinosaurios. Así como nos ha llevado dentro de series y películas. 


Ahora me dijo que quería ir a la época donde se construyó la Casa Blanca. Ese es un viaje pendiente por lo que me toca estudiar del tema.


 Para ir concluyendo, lo que quiero manifestarles es que hagamos del camino hacia la escuela, un momento divertido, un espacio único  para compartir, hay que hacer algo que nos saque de la rutina, ya sea contando historias, haciendo un video cantando o lo que se les ocurra.


Regalemos a nuestros hijos algo más que lo material, regalemos momentos alejados del teléfono (dígame yo que soy adicta a estos aparatos) algo de lo que se rían, de lo que aprendan y que recuerden para toda su vida. Estas experiencias me han dado las mejores y más sabrosas carcajadas de mi hija, su ánimo cambia y por ende el mío.


Aprendamos a vivir, busquemos una vida  de calidad, con momentos felices por el simple hecho de existir. 

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